miércoles, 19 de octubre de 2011

Costumbres.

Cuando un nuevo emperador comenzaba su reinado, se celebraba una gran ceremonia pública en la cual el monarca se colocaba una vincha que señalaba su nuevo rango. Esta vincha tenía unos 10 cm de ancho y estaba adornada con canutillos de oro y borlas rojas; además se le agregaban dos plumas de algún pájaro exótico.

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Las vestimentas y adornos del emperador seguían la misma línea de los que usaba el resto de la población, pero la diferencia consistía en que eran más ricas y refinadas, las ropas las confeccionaban exclusivamente para él las "mujeres escogidas". Los adornos de oro que usaba el monarca en las orejas eran más grandes y de mejor calidad que los que llevaban otros nobles.
El monarca visitaba todos los puntos del imperio tan frecuentemente como podía. Se construían unas casas especiales a lo largo del camino por donde él debería pasar, de modo que tuviera lugares cómodos para hospedarse. Al igual que su pueblo, el monarca dormía en el suelo, pero sobre un acolchado de algodón y cubierto con mantas de excelente calidad.
Cuando moría el emperador, alguna de sus esposas y sirvientes se ofrecían para seguir a su señor al otro mundo. Entonces se celebraba una fiesta, se bebía en abundancia y luego se los estrangulaba. El cuerpo del emperador recibía un tratamiento especial para su preservación, y después era envuelto cuidadosamente en finas telas. La "momia" era cuidada y servida del mismo modo y con el mismo respeto que si se tratara de una persona viva.
Una vez por año, en el Gran Festival del Sol, se realizaba una procesión en la cual se acarreaban las momias de todos lo emperadores.

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Los niños incas eran educados según el papel que habrían de jugar en la sociedad cuando fuesen adultos. A los varones, al cumplir los 14 años se les ponía por primera vez el taparrabo. Esta ceremonia era muy especial entre los nobles pues ese día se organizaba una peregrinación al valle de Cuzco, los sacerdotes sacrificaban llamas y embadurnaban la cara del homenajeado con sangre del mismo animal. Luego se vestía al muchacho como un guerrero y se le hacia jurar fidelidad al Inca. A partir de ese momento su educación se orientaba según el puesto que le estaba otorgado: como administrativo, como sacerdote o como guerrero.
Por su parte, la entrada a la pubertad de las niñas era acompañada de una ceremonia llamada el "peinado de cabello", en la cual también recibían un nombre permanente.
Las mujeres casi siempre dependían de los hombres, salvo cuando, como viudas, encabezaban una familia.
 Una de las principales costumbres incas era la veneración a los muertos. Era tan significante que después de su muerte seguían compartiendo con el difunto porque creían que lo que había pasado era que la persona había cambiado de estado físico. Les pedían consejo, le hablaban de cosas, le consultaban asuntos familiares y/o de estado y, aunque no parezca lógico, era gobernantes. Un muerto podía continuar siendo rey/reina después de su fallecimiento
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